sábado, 17 de noviembre de 2012

Hablándole a la Luna

Luna, tú que todo lo ves, quisiera hacerte unas preguntas…

¿Cuántos…

…están mirándote justamente ahora preguntándote si la persona que ellos quieren están observándote al mismo tiempo?
…están agarrados de manos sentados en la arena mirando al mar?
…están deleitando tu belleza felices por lo bello que es vivir?
…están caminando hacia sus hogares bajo tu luz y compañía?
…están sintiendo ese beso de amor completo?
…están deseando estar juntos y no poder por un causa fuera de sus manos?
…están contándote sus más profundos secretos?
…están suspirando por un anhelo que desean con toda el alma?

Tú y tu virtud de poder saberlo todo. Te hicieron muda pero muy excelente observadora. A veces, quisiera colocarme en tu lugar o estar al lado tuyo y mirar así sea por un instante a esa persona que tanto quiero. ¿Conoces lo bonito que es velar el sueño de la persona que amas? ¿Sabes lo placentero que es decirle que le amas con todo el corazón sin que te escuche? Tú que puedes verle, ¿no te provocaría dormir a su lado?

Luna, ¿alguna vez te has enamorado? Digo, el Sol ha de ser un excelente compañero, ¿cierto? Muy diferente a ti en muchos aspectos pero sus virtudes ha de tener. Nunca los he visto juntos pero saco conclusión de que igual se aman mutuamente. ¿Has deseado estar a su lado para siempre? Nadie te ha preguntado eso seguramente. Luna, ¿sufres algunas veces igual que yo? ¿Conoces esa ironía de estar lleno de tanto vacío? ¿Te hace falta a veces su calor? Yo puedo entenderte perfectamente de ser así. 

Qué no daría porque me pudieses contestar.

Luna, extraño al amor de mi vida con toda mi alma y me duele no poder hacer nada al respecto. ¿Te diste cuenta de lo que soñé anoche? Ahí estaba otra vez, donde siempre ha estado. Fue una escena diferente y muy intensa, ¿lograste verla? Trato siquiera de imaginar tu respuesta y se me hace difícil llegar a ella. Deseadas respuestas estancadas en preguntas nunca hechas.

Me alegra y me tranquiliza el saber que tú sabes lo que siento y lo que he evolucionado. Estoy seguro que a futuro tendré otro tema de conversación contigo un tanto más libre de sensaciones fuertes.

¡Te quiero! Gracias por acompañarme y escucharme una vez más.



martes, 6 de noviembre de 2012

Sonrisa acompañante; mi acompañante

6 de Noviembre de 2011

Sensación de sentimientos declarados ese día. Por alguna extraña razón a medida que avanzaba hacia el sitio de encuentro mi corazón sonriente no dejaba de latir de manera descontrolada. Era un latido que nunca antes había sentido y no niego que lo disfrutaba al máximo. Un huracán de emociones positivas juntas que me hacían sonreír y actuar de una tonta pero muy bonita manera.

Temprano, en la mañana, llegué al sitio de encuentro y allí estaba, con su sonrisa dibujada en su rostro. Al ver dicha sonrisa se me fue imposible no devolvérsela. Caminando estaba con una persona que de la noche a la mañana llegó a importarme muchísimo, más que cualquier otro asunto o persona de mi incumbencia. Oír su voz, su manera de hablar, era sensacional. Caminando pasamos por una plaza donde habían personas entrenando, bailando, disfrutando a su manera su día, mientras yo, disfrutaba el mío de otra.

Nuestras conversaciones siempre eran espontáneas; nuestros temas eran simplemente irrelevantes para cualquier otra persona que nos estuviese oyendo, o bueno, esa es mi opinión. Sólo estoy seguro de que no importaba el tema de cual estuviésemos hablando, no quería dejar de conversar.

Llegamos a una quebrada. Siempre buscaba la manera de verle a la cara sin que se diese cuenta, ya que con eso podía sonreír y sentir esa felicidad tan grande que nacía dentro de mí con el simple hecho de que estuviese conmigo. Ayuda le daba para subir por las rocas. Mi mente tiene fotografías guardadas de esos momentos. Llegamos al punto de llegada. El agua estaba fría. Iba a entrar, seguro estoy que entraría al agua, pero le hacía ver a mi acompañante que tenía pocas intensiones de hacerlo simplemente para escucharle decir que lo hiciera y así fue. Pena alguna sentía al quitarme la franela. Al decir verdad, no la tengo, a pesar de la opinión que tengo con respecto a mi cuerpo. Pero, estar con la persona que te gusta es un caso totalmente diferente.

Después del baño de agua fría pasamos a recibir sol con la única finalidad de secarnos. Me tocó la cara por primera vez, lo cual para mí fue un tanto extraño, pero admito que ese “extraño” gesto me gustaba y me hacía sentir bien. ¿Soy el único que nunca olvida el primer contacto?

A mi acompañante le dolía muchísimo el estómago, culpa de una chuchería que le había dado. Un tanto imprudente de mi parte ya que me había dicho previamente de que no estaba muy bien del estómago.

El viaje de repente cambió cuando me dijo que fuésemos a su casa. Tenía en mi mente otros planes, por ende, traté de desviar su petición hacia la que yo quería pero insistió en que fuésemos a su casa y acepté, ya que con tal de seguir con su compañía para mí era lo único que me importaba ese día.

Llegamos a su casa, la cual ya conocía por una salida previa. Saludé a su mamá y por alguna extraña razón percibía un gesto de “no-total-agrado” hacia mí.

Entramos a su cuarto. Me acosté en su cama esperando cualquier orden que me diese ya que no me gusta incomodar en casa ajena. A pesar de la confianza que me había dado no quería echarla a perder. Mi acompañante se dispuso a ponerse cómodo en su casa mientras me dejó en su cuarto con música. Me timbré al recibir la noticia de que su mamá iba a salir a hacer unas cosas, lo cual implicaría que estaríamos solos. La mamá antes de salir se dispuso a dejarle una tarea a mi acompañante, referente a comida, nada forzado.

Los escuchaba al fondo mientras yo, acostado en su cama, recordaba cada detalle de la primera vez que había pisado su cuarto, la cual había sido exactamente dos semanas antes. Esperábamos en su casa la hora pautada para la función. Revisaba mi celular sonriendo cada vez que encontraba una canción de su agrado. Gustos similares que compartía con mi acompañante que hacía que éste se emocionara y diera pie a otro tema de conversación.

Suena la puerta y la mamá ya no está en la casa. Mi acompañante entra a su cuarto y juega con la música de su iPod colocando gran variedad de canciones de las cuales podrían gustarnos. Salió del cuarto por segunda vez y de regreso se tira en la cama a mi lado, colocando su brazo encima de mi pecho. Mi corazón latía de manera agitada y yo sabía por qué se aceleraba de tal manera. No era solamente el hecho de que mi acompañante me gustaba, sino el contacto más y más frecuente que teníamos cada vez.

A mi acompañante tímidamente le nació por darme un beso en el brazo y se ocultó de la misma emoción que le atacó el hacerlo. Mi reacción fue de alegría y me dispuse a hablarle y decirle que se acercara. Y sin más preámbulo, ocurrió lo que mi corazón gritaba desde que supe que me gustaba.

Mis labios con los suyos decían por ellos mismos lo que cada uno sentía. Mi acompañante después del beso cayó boca abajo nuevamente en la cama. Ese beso, con todo y sus sensaciones jamás lo podré olvidar.

Fue una sensación placentera y quería repetirla. Besos fueron y vinieron esa tarde. Era lo más agradable y sabroso que podía existir para mí en ese momento porque, a pesar de mi edad e inocencia, era totalmente nuevo para mí besarme con una persona de esa manera. Sentía que simplemente no quería hablar. Quería dar y recibir besos sin parar.

Tanto duró la sesión de besos que mi acompañante fracasó en su fácil tarea de calentar su comida.

En la cama, echados los dos, seguimos escuchando música. Los dos no dejábamos de sonreír al sentir eso nuevo que existía en cada uno de nosotros. En medio de mi elocuencia me dio por agarrar su teléfono y expresar, de manera indirecta pero pública, lo que mi corazón gritaba ese día.

Seguimos en el cuarto cuando su mamá llegó. Nos llamó para que comiéramos y sin más, fuimos a la cocina. A raíz de un arranque nos pusimos a hablar en inglés los dos. Mi acompañante tenía todavía su dolor de estómago y, no conforme con ese, otro nuevo salió a flote. Recuerdo no sabía el motivo y yo, de manera muy educativa, le instruí diciéndole el porqué de dicho dolor.

Salimos de su casa rumbo a un centro comercial cercano. Besos no podían faltar en ese viaje tan tedioso del ascensor. Esa vez, también noté algo que me gustó y fue totalmente normal para mí, pero, ese detalle simplemente prefiero conservarlo conmigo. No lo olvidaré, está de más decirlo.

Caminando hacia el centro comercial no me gustaba ver a mi acompañante en la condición que estaba. En parte era incómodo para mí y mi instinto de querer proteger y no ver mal a la persona que quiero me dijo que teníamos que hacer algo. Nos dirigíamos a una farmacia en busca de algún calmante para su dolor cuando, en medio de la escalera mecánica, me dio uno de mis arranques repentinos y quería que mi mejor amiga conociera a la persona que, pensando en lo que ya había pasado, pasó a ser mucho más que un acompañante.

Hablamos otro rato en una de las mesas de la feria. Hablábamos y hablábamos y no nos cansábamos de decirnos cosas bonitas el uno al otro.

Una vez confirmado el encuentro de mi mejor amiga con nosotros, nos dirigíamos nuevamente a su casa. Hablando estuvimos en todo momento. Hablando sobre nuestras sensaciones, emociones y sentimientos.

Mi mejor amiga llegó y me dirigí a buscarla. No olvidaré cuando ella en el ascensor me preguntaba por mi nueva pareja; preguntándome un sinfín de cosas. Desde el “si ya nos habíamos besado” hasta el “cómo me sentía con su compañía”.
No quería hablarle de mi nuevo amor; quería que lo conociera por ella misma.

Dicho y hecho se conocieron de manera muy rara y forzada de mi parte. Pero como los conocía en parte ya a los dos, sabía que una conversación más allá de diez minutos podrían tener. Sentados en la sala de su casa estábamos cuando yo no hallaba la manera de tranquilizar mi estómago con el torrente de emociones que sentía al ver a mi mejor amiga hablando con la persona que de un día para otro me había cambiado la vida.

Después de una media hora de charla ella tenía que marcharse a su casa. La acompañé camino a la misma y de regreso, ahí estaba yo, sonriendo, ya que era lo único que esa persona me daba con sólo pensarla; sonrisas.

Cenamos juntos mientras seguíamos compartiendo cuentos de cualquier tipo y al final de la “tan-diferente-cena”, fuimos al cuarto nuevamente.

Ver televisión, escuchar música… Cualquier cosa era válida siempre y cuando estuviese a su lado. A la hora de dormir, un beso de “buenas noches” en la boca me dio. Recuerdo cerré mis ojos y desde entonces, ha habitado en mis sueños, ya que de un gran espacio de mi mente y corazón ya se había adueñado con solamente una sonrisa.




lunes, 29 de octubre de 2012

¿Quién es Jesús Bueno?

¿Quién eres, Jesús? Esa pregunta me la hago de vez en cuando y he aquí mi respuesta despreocupada y directa de lo que mi mente quiere expresar. Esta vez, sobre mí.

Signo: Cáncer.
Edad: Esa misma.

- Me considero una persona sumamente sana y lo digo con full orgullo. 
- Mi niñez no fue del todo placentera pero de ella me quedó mucho. He sido golpeado por la vida varias veces y son esos golpes los que me han hecho evolucionar constantemente.
- Me gusta muchísimo la música, el arte y el baile. La música es esencial para mí ya que con ella puedo lograr hasta estabilidades emocionales. 
- El arte cubre muchas cosas que me gustan.
- ¡BAILAR! No existe algo más satisfactorio para mí, después del sexo y la comida, que bailar. Una pista de baile cuenta como escape para mí cuando quiero no pensar en el mundo. Lo que más me gusta bailar es el merengue. ¿Qué? ¡Es lo mejor que existe, chico! Siempre he dicho que a futuro conoceré alguien especial bailando. Bailes coreográficos también son de mi total agrado, me gustan mucho.
- Soy un amante entregado a la escritura. Me gusta escribir y lo tomo como una manera de desahogo. 
- Soy una persona que siempre expresa lo que siente y a veces es excelente, como otras que no lo es.
- Siempre que tenga algo que decir, lo diré sin pensarlo mucho. A veces es malo porque si el pensamiento es negativo debo expresarlo de la misma manera. No puedo vivir con palabras que quiera expresar atrapadas en mi mente, sencillamente no puedo. Lo siento, lo digo, punto.
- ¡IMPUNTUAL! Uno de mis mayores defectos es ese. Por más que lo intento, la impuntualidad siempre está presente en mis planes.
- Soy una persona demasiado afectiva. Les agarro cariño a las personas demasiado rápido y es algo que no puedo controlar. La parte negativa está en que al agarrarle cariño a una persona entrego mucha confianza.
- Si eres una persona importante para mí, créeme que podrás regalarme algo sumamente sencillo como una simple envoltura de algún caramelo y dicho regalo lo conservaré conmigo toda la vida. Como dije, soy una persona sumamente afectiva y también siempre buscaré la manera de expresar ese afecto. 
- Suelo estar pendiente de las personas que quiero. A algunas soy capaz de protegerlas ante cualquier situación.
- Obviamente soy muy sentimental, por ende, tengo una constante variación emocional. Puedo pasar de un estado de ánimo a otro con suma facilidad. Lo sé, puede ser malo.
- Soy un obsesionado con los tornados, no me pregunten por qué.
- Mi comida favorita es el pabellón; full criolla ella, pues.
- NO HAY NADA QUE ODIE MÁS EN ESTA VIDA QUE LA HIPOCRESÍA. La mentira, es una rama de ella, por ende, odio que me mientan.
- Nunca seré falso con una persona. Cuando una persona me cae bien, se lo digo. Si no es de mi total agrado, sin pelos en la lengua también se lo diré, en caso de que realmente sea necesario.
- Soy muy empático y buen consejero.
- Sé escuchar a las personas.
- Amo el cereal y la compota.
- Las palabras de alguien que quiera mucho pueden marcarme de por vida. Lo digo en serio, ya que hay palabras que tengo en mi memoria todavía y dichas palabras me marcaron a los 10 años.
- Tengo mente totalmente abierta para muchos campos. Sea cual sea el tema de conversación siempre tendré algo que opinar o añadir.
- Hablando de marcas, no soy un chamo de marcas. Soy feliz con cualquier cosa que me guste sin importar marca o precio.
- Aprecio mucho las cosas que me regalan cuando lo hacen de corazón.
- Soy muy creativo y siempre busco la manera de impresionar a la persona que le quiera regalar algo.
- Soy amante apasionado a la fotografía. Considero que una fotografía puede expresar más de mil palabras. 
- Me gusta ser fotografiado y fotografiar.
- Cumplido: Si eres importante para mí, escríbelo, te regalaré una fotografía.
- Me dan miedo las arañas de una manera crónica. Literalmente hablando no puedo verlas ni fotografiadas.
- Me cuesta MUCHÍSIMO dejar/superar una situación.
- Me gusta hacer reír a las personas, lo disfruto mucho. Puede que por eso salga a flote a veces mis papeles de payaso o inmaduro por la vida, pero créanme, disfruto mucho ver la gente reír, en serio.
- Soy muy despreocupado a la hora de vestirme.
- No sé peinarme.
- Me hice pipí en la cama hasta los 12 años. (No reír, gracias)
- Mi mente siempre está en funcionamiento y a veces es malo porque piensa cosas que no quiere ni debe.
- No soy amante del sushi.
- FIEL ADMIRADOR DE LAS PAPITAS FRITAS.
- Me comporto como un carajito en los parques de atracciones.
- Quería quedarme en 17 años.
- Tengo facilidad para aprenderme un guion completo de alguna película que me guste mucho.
- Soy despreocupado por tener algún estilo en específico. Actúo como me sienta bien al momento. Digo esto porque no tengo inconveniente en escuchar música de cualquier tipo. En mi iPod tengo desde soundtracks de Disney hasta música hindú.
- Reggaetón, merengue, salsa… Sólo para tripearlas bailando. Escucharlas, no.
- Me gustan los idiomas y la comunicación social.
- Me gusta la actuación y el canto.
- Puedo estar 47293479037 horas bajo una ducha de agua caliente.
- No tengo vicios dañinos.
- Soy muy elocuente, por ende, puedo hacer cosas fuera de foco a veces. (Siempre)
- Me gusta mucho el parkour.
- Amante de la guitarra española. (Flamenco)
- Practiqué natación por 8 años.
- No le tengo miedo a las alturas ni a la oscuridad. O bueno, a la oscuridad un pelo.
- Celoso con los que quiero pero no celópata.
- Amante de la tizana.
- Piscina antes que playa.
- Detallista y muy observador.
- Es tremendo y tedioso para mí ese proceso de levantarme de la cama.
- Me asusto con facilidad.
- Algún aroma/perfume, sitio o canción en específico puede hacerme recordar inmediatamente a un hecho del pasado o persona.
- Nada más me preocupo por lo que digan de mí las personas que realmente me importan.
- Me gusta mucho la locución.
- Hablo en voz alta de vez-en-siempre. (Gritón, diría yo)
- No me gusta la pizza.
- Me preocupo por el bienestar de los animales callejeros. Si en mis manos está ayudar a cualquier animal en la calle, sin importar en las condiciones que esté, lo haré.
- Soy feliz caminando, me relaja mucho. Puedo caminar largas distancias sin problema.
- Soy vulnerable a la palabra "gordo". Me dices "gordo" y me enamoras automáticamente.
- Impulsivo.
- Siempre le he tenido idea a los maniquíes, en serio.

*Este blog está en constante edición/modificación*

domingo, 30 de septiembre de 2012

Porque te quiero, te dejo

¿Quién inventó esa frase? ¿Quién realmente tiene derecho a decirla?

En la vida existen problemas y son ellos los que se encargan de subir y bajar nuestro ánimo. Problemas en la universidad, amigos, casa e indiscutiblemente en las relaciones.

¿Quién no ha oído esa frase en cada cuento de separación? En unos o la mayoría de los casos simplemente es muy diferente. 

Me dejó porque:

-    Le gustaba otra persona.
-    Peleábamos demasiado.
-    Era un celópata.
-    No le daba su propio espacio.
-    Le fui infiel.
-    No le demostraba cariño.
-    No tomaba en serio la relación.

Un sinfín de motivos que al analizarlos te dices a ti mismo que es lo que tenía que pasar.

Ahora, el "me dejó porque me quiere"... ¿Realmente le encuentran sentido a esa frase? En una relación amorosa existen muchos factores para seguir, estar o no estar con esa persona. La persona que realmente te quiera dará el todo por ti. El que no lo haga, no existe otra respuesta más sincera, obvia y acorde que esa misma que tienes en mente.

La persona que renuncia a ti sin tener realmente un motivo de alguna acción negativa de tu parte, renuncia porque ya no te quiere. Existen millones de casos de parejas que terminan y el sufrimiento termina siendo más largo por culpa de esta inútil frase. Seamos sinceros, no todas las relaciones duran para siempre y muchísimo menos en la etapa juvenil. Existen hasta estudios que afirman que el precio de una relación amorosa es la pérdida de una buena amistad, ¿tenías idea de eso?

En lo que mi opinión respecta, no debería existir esa frase ya que en escasos casos es que puedes usarla con todo derecho. La persona que te quiere, lucha por ti, trata de corregir sus errores, mueve cielo y tierra hasta agotar todas las posibilidades contigo. La persona que no te quiere, renuncia a ti, se desentiende de ti y se olvida de tu presencia. En una pareja no existen dos víctimas, existe el que afecta y el afectado. Al terminar una relación las frases como esa no hacen más que ponerle drama al asunto. Si no has hecho absolutamente nada negativo hacia esa persona o algo que realmente amerite que esa persona te deje, no tienes por qué aceptarla. “Porque te quiero, te dejo” no es más que un maquillaje de la persona para tratar de quedar bien contigo y eso no es así. Hay otra frase que es infalible, no sé si la han escuchado… “A futuro cuando estés con otra persona, yo seré feliz”. Discúlpenme, pero opino que la única persona que realmente puede estarlo al verte feliz con otra persona es tu mamá. ¿Qué hay de la culpa? Que la culpa es tuya, que es mía, que es lo dos… De ahí el nacimiento de la más mundialmente conocida frase “no eres tú, soy yo”. Grábense lo siguiente: cuando en una pareja uno le echa la culpa al otro, sólo quiere discutir, pero, cuando la persona se echa la culpa a sí misma quiere terminar. Ninguna relación amorosa termina bien. Si termina bien, pues, sencillamente no hubo amor de ninguna de las dos partes.

Estamos de acuerdo en que todo en esta vida pasa por una razón. Algo bueno terminó, algo mejor comenzará. No hay mal que por bien no venga. Simplemente no caigan en esa frase que suele aparecer en todo final amoroso para “suavizar” la despedida.


Analicemos…


Si eres la persona afectada: ¿Hiciste algo malo? ¿Le fuiste infiel? ¿No la dejabas respirar? ¿Le fallaste? ¿Sí? Sufre callado. ¿No? ¿Por qué te dejó entonces? No aceptes la frase.

Si eres la persona que afectó: ¿Hiciste todo por esa persona? ¿No hay absolutamente nada que puedas hacer? ¿Te hace daño esa persona? ¿Te exigía mucho? ¿Te mentía? ¿Sí? Razón tenías al dejarla pero no al utilizar la frase. Se supone que la estás dejando por un motivo. ¿No? Entonces, ¿por qué motivo la dejas? ¡Exacto! Desinterés. Y, ¿qué es desinterés por una persona? ¿Querer? Por supuesto que no. Y si no existe ese “querer”, ¿qué hace ese verbo en la cuestionada frase? 

¿Conclusión? Así de sencillo es… Una persona que quiera realmente a otra lucha por esa persona. La que no lo hace, déjala ir. Pero no caigan en el error de decir o aceptar la frase ya que sólo tienen derecho a usarla aquellas parejas que son separadas por una causa sumamente mayor y ésta simplemente está totalmente fuera del alcance de las manos de ambos, dejándolos desarmados, sin poder hacer algo al respecto.




viernes, 14 de septiembre de 2012

Mi amor, tengo miedo

Miedo a transformarme en algo que no quiero ser,
Miedo a odiarte sin nada que pueda hacer después.
Estoy parado en una línea y no sé adónde pisar,
Si el lado oscuro para mi tranquilidad, o el lado bueno y sufrir sin parar.
Un corazón estropeado es capaz de perdonar,
Un corazón abandonado oscuro y frío quedará.
¿Qué tan fría puede llegar a ser una persona?
Me estás llevando a un lugar el cual no es mi zona.
Un abrazo deseado podría solucionarlo,
Un rechazo forzado podría empeorarlo.
Estoy casi acostumbrado a tu actitud últimamente,
Espero te acostumbres a la mía a futuro fácilmente.
Si dos personas se aman, se unen y se apoyan,
Si una de ellas miente, se hunden y se destrozan.
Nadie tiene lo que quiere cuando quiere,
Tienes salida, si no la tomas, no te quejes.
El deseo carnal poco me importa,
Un beso y un abrazo sincero me basta y me sobra.
Sé nuestro futuro pero no soy el que lo escribe,
Más felicidad nos espera, por favor, termina y decide.
Escoge muy bien tus pensamientos,
Analiza si realmente tienes argumentos.
No siempre la mente da tranquilidad,
Acude al corazón en busca de estabilidad.
En una pareja no existen dos víctimas,
Existe un alrededor lleno de críticas.
A unos les importa lo que debería importarte,
Fíjate muy bien dónde buscas de aferrarte.
Todo lo que se oculta, algún día ha de salir,
Piensa muy bien las cosas, no siempre estará ahí.
No me importa el pasado, no me importa el futuro,
Siento el presente, tú al lado mío y yo del tuyo.
Más vale una persona mala que desee cambiar,
Que una persona mala cosechando soledad.
Estas palabras son del hombre que te extraña,
Te juro lucho con el otro cada vez que me llama.
Mi amor, tengo miedo, no quiero ser así,
Aquí estoy parado todavía, sin saber adónde ir.

jueves, 16 de agosto de 2012

Enamórate ahora, sufre después

Amor, amor, amor… ¿Qué haremos contigo? Nos encantas por un tiempo, después nos haces detestarte por otro. Eres algo así como “disfruta ahora, paga después”. Yo estoy en ese paso de “pagando después”. Soy bisexual y en mi primera relación homosexual me enamoré. Fueron los mejores días de mi vida me atrevo a decir. Me considero una persona sumamente sana, extrovertida, directa y honesta.

Mucha gente sufre por amor, eso está totalmente fuera de discusión. La cosa está en: ¿Quién hace daño a quién primero? ¿Qué tan grande es ese daño? ¿Quién supera a quién primero? ¿Quién se satura de quién primero? ¿Quién le habla a quién primero?

Todos somos diferentes e iguales a la vez. Diferentes porque todos tenemos nuestra propia personalidad, nuestra manera de amar, mentir, sentir, hablar… Iguales porque todos somos seres humanos y tenemos esa tarea que nos asignan a todos: vivir.

Mi primera relación homosexual resultó ser mi primera relación real y sincera, de mi parte. Y estoy aprendiendo de ella muchísimo. No sé realmente quién soy y no sé realmente quién tengo que ser. Fui esa persona entregada, cegada y completamente apostándole al sentimiento. ¿Error?

No diré que nunca se enamoren ya que todos, sin excepción, alguna vez nos enamoraremos y precisamente porque es algo que se tiene que vivir, es algo que se tiene que experimentar. Vivir esa experiencia es sumamente placentera, (cuando se empieza más que todo) el reto es saber cómo prolongarla y cómo saber jugar cada carta para que ese sentimiento, el cual es muy excelente, perdure y puedan pasar como pareja a las siguientes etapas. Todo tiene su porqué, ya que si se logra de ambas partes un excelente balanceo entre amor, respeto, confianza, espacio y tolerancia, es ahí cuando el cuento se puede cerrar de manera correcta. Todo en la vida consiste en cerrar etapas y hay que aprender a saber cómo cerrarlas correctamente.

Cuando te enamoras sientes un gran vacío cuando esa persona ya no está contigo. Puedes ignorarla gracias a eso que usamos para no pensar en nada, distraernos. Pero si el amor fue verdadero, no podrás sacarte a esa persona de la cabeza.

Hablo por mí en todo esto. Hablo por todo lo que he sentido y estoy sintiendo. Hablo por todo lo que he sufrido, llorado, recordado y analizado.

Uno de los dos amará más, siempre. Uno de los dos sufrirá más, siempre. Cuando el uno está bien, el otro no lo está. El amor es una cosa totalmente loca y diría que requiere de millones de años de estudio si se quiere entender todo su contexto. Es un arma de doble filo que nadie logra dominar cuando se va; repito, si es verdadero.

¿No has hecho locuras por amor? ¿Idioteces, quizás? Yo sí. Cuando me dejaron, se me cayó el mundo, se me vino todo abajo.

El único ejemplo que logro acentuar: Tenía una maleta llena de mucha ropa, muchísima, y de repente, le dieron un golpe, haciendo que ésta vuele y caiga toda la ropa al piso, desordenada. Claro, tu primera impresión es ver a la persona, reclamarle o algo por estilo. Es ahí cuando tú buscas lo que sea para darle a ver a la otra persona lo que está haciendo y es ahí cuando puedes hacer cualquier cantidad de cosas, sin pensarlas, de las cuales cuando tienes mente fría y cabeza centrada, dices: Eso lo hice porque lo sentía. Eso lo hice por amor.

Cuando te das cuenta de que realmente te ha dejado, que ya no está ahí, que esa persona que creías contigo se ha ido, es ahí cuando tienes que recoger prenda por prenda. Cada prenda de ropa es un recuerdo. Todavía estoy recogiendo ese desorden, solo. La personalidad y mentalidad de la persona indiscutiblemente interviene en muchas acciones, de las cuales, ninguno logrará hacerle ver a la otra persona su punto de vista, el punto en el que quiere que lo vea. ¿Por qué? Sencillo, uno tiene una mentalidad, el otro tiene otra. Dos puntos de vista, dos opiniones diferentes, un solo daño.

Cuando estás enamorado, ya no tienes a esa persona y estás recogiendo el desorden que te dejó, es cuando aprendes de lo que ocurrido. No existe un solo día desde que pasó lo que pasó en que no tenga a esa persona en mi mente, no existe. Aun queriéndola fuera de mi mente, de mi vida, de mis cosas... Es imposible cuando se está enamorado. Claro, tú buscas tus maneras de, tus maneras para… Pero la mente es una cosa realmente complicada cuando se involucra el amor y el destino se encarga de hacerte pasar la tarea como tienes que pasarla.

Llorar, eso es lo efectivo y lo más popular que hacemos todos como seres humanos. Cuando sentimos, cuando sufrimos por algo sentimental, esa es la única salida que tenemos, llorar. Pero aprendes que cada lágrima que botes es una menos por la cual preocuparte. No todos estaremos en una misma situación todo el tiempo, y si eso ocurre, tendremos todavía muchísimos más mecanismos para solventar los problemas. Llorar es válido donde sea y a la hora que sea. Parques, calles, trabajo, baño, casa, cama, piso, montaña… Lo importante es eso, llorar cuando realmente sientas que tengas que hacerlo sin mirar a tu alrededor.

Algo que te pasará como ley de vida cuando te ocurra algo similar es que siempre encontrarás alguien en la misma situación que tú o peor. Únetele, compartan sus historias, lloren juntos, entiéndanse entre sí y eso les hará dar pasos más largos y lograr llegar a la meta en menor tiempo.

Cuando estás así, no dejas de pensar en esa persona, no dejas de sentir por esa persona y te cuesta superar que ya no tienes a esa persona. Aceptarlo es el primer paso, superarlo es el segundo. Piensas en esa persona, en qué estará haciendo, en cómo la debe estar pasando bien, sin ti. En como todos pueden hablarle sumamente normal y tú no poder dirigirle una sola palabra. Todos pueden libremente acercársele, hablarle, tocarle, disfrutar de su presencia, menos tú.

Cierras los ojos antes de dormir y está su cara ahí, diciéndote a ti mismo que todavía lo quieres contigo, lo sientes contigo. Abrirlos a la mañana siguiente y tus “buenos días” son esos, toda tu mente en esa persona. Soñarás con esa persona por muchas noches, (besar a esa persona después de tanto tiempo, abrazarla, tocarla, olerla, decirle lo mucho que la quieres y ser feliz. Tenerla al frente, no hablar, no decirle una sola palabra, acercártele y sin decirle nada, besarla, y sonreír como antes) y llorarás al día siguiente al darte cuenta de que ya estás despierto.

Lo ves en todos lados, todos se visten como esa persona, todos huelen a esa persona e inclusive hay gente que actúa como esa persona.

Tu mentalidad siempre será esta: “Lo detesto, lo amo, intentémoslo otra vez, no lo quiero ver, qué estará haciendo, estoy feliz, estoy mejor, no me piensas, te extraño, te quiero conmigo, está con otra persona, mucho mejor que yo, quiero tocarte, se quieren muchísimo, por qué, yo puedo hacer lo mismo, ya llegará, cuándo llegará, no me extrañas, quiero celarte, quiero que me celes, ya tiene pareja, yo tendré a futuro, quiero un beso suyo, un abrazo suyo, quiero golpearlo, decirle lo mucho que me hiere, se entregará a otra persona, mirarlo a los ojos, leérselos, oír sus latidos, quiero patearlo, búscame, no has llorado por mí, por qué no reaccionas, quiero dormir a su lado...”

Yo no sabía qué hacer. Yo no sé si cometí o no cometí errores en hacer las cosas que sentía. Sólo puedo decir que ahora sé que cuando haces esas cosas las haces por el mismo patrón que te hace seguir el amor.

Mi caso fue ese, mi ahora es éste y todavía sigo teniendo respuestas, lo cual es síntoma de que estoy creciendo, de que estoy avanzando.

Preguntas a diario: Si tienes la posibilidad de alcanzar a la persona que amas, ¿lo harías? Si metes la pata, ¿te quedas o la sacas? ¿Qué clase de amor realmente dominamos? ¿Cómo saber a tiempo quién está preparado para una relación? ¿El orgullo está de por medio? ¿Cómo estaremos a futuro? ¿Mejor? ¿Peor? ¿Amigos? ¿Conocidos? ¿Extraños?

Nadie tiene el poder de ver eso y todos en esta vida nos equivocamos. Yo me equivoqué también y esa respuesta la tengo clara desde hace poco.

Nunca me enamoré de un hombre, me enamoré de un niño.